Estado actual: 

Aprendiendo a amar esta nueva figura, luego de 10 kilos de más, fruto de una etapa adicional entre las alocadas carreras de la vida…aprendiendo a re-conocerme, a comprender que los estereotipos no definen quién soy como mujer, como mamá o como profesional…

aprendiendo a amarme así como soy con curvas, con imperfecciones, con arrugas, con estrías, con un mapa de manchas en mi piel y con el relieve de las cicatrices de la vida, con las facciones de una mujer que se acerca a la mitad de siglo, medio siglo bien y a veces mal vivido y pleno de lecciones marcadas cada día del calendario… 

aprendiendo a aceptar que no soy culpable de lo que dejé de comer o ejercitarme, de lo que devoré o engullí, de los cuidados o no que debería tener hacia mi cuerpo, de las dietas que hice o no hice, de los postres que disfruté o de las comidas que rechacé…aprendiendo a ser esta nueva yo, la de talla extra – extra grande, la de los 76 kilos, la de los sueños de ayer y la de las utopías del mañana…

aprendiendo a donar las prendas pequeñas que ya no cazan en esta forma más grande pero aún igual de bella, entendiendo los nuevos estilos y colores, aquellos diseños que me hagan sentir feliz, cómoda pero aún aquella mujer elegante que se adapta a una nueva estructura…

aprendiendo a pesar de los daños que me causé, de los silencios que acaté, de las lágrimas que en secreto derramé y del amor débil que otrora me profesé…

aprendiendo y re-naciendo porque no he dejado de ser valiosa por tener una nueva apariencia, porque aunque no cumplo con los requisitos de una sociedad que tiene modelos de perfección, aún conservo la esencia de mi ser, un ser cada vez más humano y menos materialista y enajenado, un ser lejano del ego y día con día cada vez más enamorado de la vida sencilla, del abrazo del eterno que me ama y de la plenitud de mi hermoso destino.